El mundo de las patentes y su traducción: una especialidad con un alto riesgo

El mundo de las patentes y su traducción: una especialidad con un alto riesgo

¡Hola! En 2019 se consiguió, un año más, un nuevo récord en la presentación de patentes, tal y como muestra el Informe Anual 2020 de la Oficina Española de Patentes y no es de extrañar que para el 2020 se espere un récord aún mayor, por aquí estaremos refrescando la página la OEPM para comprobarlo. ¿Y esto en qué nos repercute a los traductores? Pues en un auge en la traducción de patentes. Pero empecemos por el principio: ¿qué es una patente, cuánto dura, por qué vías se presenta y qué características lingüísticas tiene?

Por cierto, ¿sabías que la traducción de patentes es una especialidad en sí misma aunque se suela asociar a la traducción jurídica o técnica? Un traductor jurídico o técnico puede no saber cómo abordar la traducción de una patente y a continuación te doy algunas razones.

Si usamos terminología financiera, podemos afirmar que la traducción de patentes es una especialidad con un alto riesgo, pues cada palabra es clave y un desliz puede suponer enormes pérdidas económicas.

Aquí va una introducción al mundo de las patentes y a esta especialización de traducción.

👇 ¿Empezamos?

¿Qué es una patente y qué duración tiene?

Tal y como define la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas):

Una patente es un título que reconoce el derecho de explotar en exclusiva la invención patentada, impidiendo a otros su fabricación, venta o utilización sin el consentimiento del titular. Como contrapartida, la patente se pone a disposición del público para aumentar así el conocimiento de cada especialidad.

Por tanto, se trata de un derecho negativo, es decir, la patente concede al titular el derecho a impedir que otras personas hagan uso de aquello que se patente. ¿Os acordáis del escándalo entre Vorwerk & CO. Interholding GmbH (Thermomix) y Lidl?

Te dejo un pequeño resumen (incluye enlace a la patente en cuestión) aquí mismo.

Vorwerk & CO. Interholding GmbH es el fabricante, solicitante y titular de la patente de Thermomix, con efectos en Europa y también en España (ES2301589). En este documento, como en cualquier otra patente, se detalla información específica, contiene dibujos y descripciones técnicas, ejemplos de aplicación y abarca los campos de la tecnología.

Es decir, que un experto en la materia puede replicar el modelo y hacer una máquina igual.

Parece que justo eso es lo que ha hecho Lidl, quien plagió la tecnología, sacó su robot de cocina Monsieur Cuisine y lo vendió por un precio inferior al de Thermomix. Pero, ¿por qué no puede hacerlo si la patente es pública? Te lo explico:

Sin el consentimiento previo del titular, otras personas no podrán fabricar, usar, vender o importar el producto patentado; tampoco podrán usar el procedimiento patentado ni usar, vender o importar el producto obtenido de dicho procedimiento.

Ahora bien, esto tampoco es del todo así, pues el titular puede otorgar una licencia, transferir la titularidad de la patente o ceder su derecho mediante un pago fijo.

¿Y esto es para siempre? ¿El derecho que concede una patente es ilimitado? No.

Tanto en España como en el Reino Unido, Alemania y EE. UU., la duración de este derecho es de veinte años, aunque entre estos países existen algunas diferencias:

  • En España los modelos de utilidad duran diez años desde la fecha de presentación de la solicitud y este plazo no es renovable. Algo parecido sucede en Alemania con la duración de los modelos de utilidad: en un principio, la duración es de tres años, aunque empezando el día siguiente a la fecha de presentación de la solicitud, y la protección puede renovarse en un primer momento por otros tres años y luego por períodos de dos hasta un plazo máximo de diez años.

  • En el Reino Unido y en Alemania el derecho de propiedad intelectual e industrial tiene una duración máxima de cinco años desde la fecha de expiración de la patente de base.

  • En Estados Unidos la duración puede variar según el ámbito de la patente. A parte de esta diferencia con los otros países, las patentes de dibujos y modelos tienen una duración de catorce años desde la fecha de emisión.

Como vemos, tal y como establece el CUP (Convenio de la Unión de París), cada país es el responsable de otorgar estos derechos en su territorio y no existen derechos de propiedad industrial mundiales. Ahora bien, como también hemos comprobado: por lo general, se aplican los mismos principios básicos en todo el mundo.

También se siguen los mismos principios en lo que respecta a los requisitos que toda patente debe tener. Te lo cuento en esta entrada en la que también defino algunos términos que se suelen considerar sinónimos pero que en este contexto no lo son: Descubrimiento, invento, invención e innovación.

Con el sistema de patentes se consigue recompensar y proteger a los inventores, además de divulgar los conocimientos para que con ellos se pueda beneficiar la sociedad y se fomenten los avances.

Para ello, existen varias vías:

En mi caso, básicamente he traducido, revisado y maquetado patentes europeas desde el inglés, sobre todo, pero también del alemán al español, especialmente ligado al contexto jurídico. Ahora bien, esto no significa que no se traduzca desde otras lenguas o a otras lenguas y, por eso, si te dedicas a la traducción de patentes te agradecería que compartas tu experiencia: ¿qué combinaciones te piden en esta especialidad? ¡Te leo en los comentarios! ⌨

Características lingüísticas de las patentes

La traducción de patentes requiere una especialización en este ámbito en concreto, pues la terminología, la sintaxis e incluso la puntuación es muy distinta a lo que encontramos en otros tipos de textos y en otras especialidades aparentemente similares como la jurídica y la técnica.

«Aparentemente» porque es cierto que las patentes tienen una clara influencia de la traducción jurídica y de la técnica, pero sus características son muy particulares.

La precisión a nivel lingüístico y formal es fundamental.

  • Usar «y» en lugar de «pero» (recuerda que «y» también puede tener un valor adversativo),
  • usar un «comprende» en lugar de «consiste», o al revés,
  • usar sinónimos para que el texto no quede tan repetitivo o
  • no usar la puntuación propia en las reivindicaciones, pueden parecer erratas insignificantes, pero en este contexto podrían suponer la denegación de la patente.

Si bien es cierto que en la traducción técnica hay que cuidar la terminología y conocerla bien y en específico, es necesario señalar que en las publicaciones científicas esa terminología es clara y concisa, es decir, se suele usar un lenguaje preciso y de «fácil» comprensión (si estás familiarizado con el tema de especialidad), mientras que en las patentes se intenta ampliar la protección y eso se logra ampliando también el significado de la terminología empleada. Esto se logra con conceptos generales que suelen ser la descripción de aquello que sería el término.

Quizás se entiende mejor con un ejemplo muy sencillo:

En una patente se usaría, por ejemplo, «elemento de escritura» en lugar de pluma, lápiz, bolígrafo… De hecho, puede hacer referencia a uno de ellos o a todos ellos: ampliación de la protección.

Mujer con un portátil que traduce una patente para que la titular pueda presentar toda la documentación y consiga que le concedan la patente.
Un traductor profesional te permite la concesión de la patente a nivel europeo e internacional. Ahora bien, el cambio de perspectiva en la terminología hace que el proceso de documentación para la traducción de las patentes se aborde de manera distinta en comparación con otras especialidades.

Además, el encargo de traducción de una patente puede conllevar la maquetación según la guía de estilo del cliente y propia del sector.

Un traductor sin formación y experiencia específica en patentes puede no conocer cómo reflejar las fórmulas, las reivindicaciones o las figuras, aunque se dedique a la traducción jurídica o a la traducción técnica: no todos los traductores traducimos de todo. Cada ámbito requiere unas estrategias de traducción, unos conocimientos y unas habilidades distintas.

A pesar eso, la formación existente en España para la traducción de patentes sigue siendo muy escasa y tampoco suele formar parte de los planes de estudio de la formación general universitaria.

¿Cómo me puedo formar como traductor de patentes?

Personalmente, recomiendo que empieces documentándote en Internet con algunos vídeos, trabajos de fin de grado y de master (que suelen aportar ejemplos prácticos) y con los cursos de AulaSIC, de los que he podido aprender muchísimo y espero seguir formándome en el futuro.

Lo mejor de lo anterior es que te reconducirá hacia herramientas y otros recursos para seguir formándote por tu cuenta.

Para terminar, me gustaría tratar un aspecto más:

Hay una alta demanda en el sector, pocos traductores con formación y experiencia en esta especialidad y aunque esto debe llevar a negociar mejores tarifas que en otras especialidades, no siempre es así.

Desde aquí me gustaría animar a los traductores a valorar su tiempo de trabajo y de formación, así como recordar a las empresas que la traducción de patentes no es un gasto sino una inversión, pues escatimar recursos en la traducción puede tener consecuencias que pueden resultar muy caras.

Esto también sucede en otras especialidades, cierto, pero en este contexto entran en juego la propiedad intelectual y la comercialización, por lo que las consecuencias se pueden agravar considerablemente.

¿Qué opinas? ⌨ Déjamelo en los comentarios.

¡Nos leemos!

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